Πέμπτη 20 Αυγούστου 2009

¿DERECHO A LA INFORMACION O EXACERBACIÓN DEL MALESTAR SOCIAL?

Mg. SONIA LUZ CARRILLO MAURIZ[1]

ABSTRAT

El malestar social en las grandes urbes es un fenómeno estudiado desde distintas disciplinas que sitúan los problemas psicosociales en la interacción constante de las personas con su entorno. En una realidad local con fuerte vinculación con los fenómenos globales, entre los que es indispensable nombrar el papel de los medios de comunicación consideré pertinente formular las siguientes preguntas de investigación ¿En qué forma se representa el malestar social y el suicidio en los medios de comunicación peruanos? ¿Qué riesgos pueden existir de una influencia social acumulativa debido a esta forma de representación?

PALABRAS CLAVE

DERECHO A LA INFORMACIÓN / MEDIOS DE COMUNICACIÓN / MALESTAR SOCIAL / VIOLENCIA E INFORMACIÓN

En la actualidad, la carga emocional que originan los acontecimientos dramáticos no conoce la noción distancia. Vale decir, la intensa actividad de los medios de comunicación han trastocado las nociones de lo lejos o lo cerca. Los acontecimientos una vez difundidos se convierten en acontecimientos inmediatos y “cercanos”. La distancia o cercanía tienen poco que ver con la dimensión geográfica: Todo lo que vemos u oímos puede hacernos participar de una misma lógica emocional. Y aquí se debería tener en consideración que la forma en la que se produce esta cercanía se da con las características inherentes al funcionamiento de los medios: es efímera e inconstante: selectiva (en el sentido de que elige qué mostrar y qué ocultar), es simplificadora y cede al sensacionalismo a través de las emociones; es esquemática y tiende a las generalizaciones.

Estar informado de lo que ocurre en una sociedad es un derecho ciudadano. Nadie lo pone hoy en duda. El problema estriba en que, para el sistema de medios, frecuentemente la realidad solo ocurre como catástrofe o espectáculo escandaloso lo que puede generar en los distintos segmento de público, especialmente los más vulnerables un estado de ánimo propenso al nihilismo, a la desesperanza. Por eso no es arriesgado afirmar que la actividad de los medios de comunicación puede implicar el grave riesgo de profundizar los estados de melancolía, tristeza o depresión tan frecuente en las ciudades y que deriva, en casos extremos, en el aumento de la tasa de intentos de suicidios.[2]

La realidad urbana bullente y en busca de nuevos sentidos es representada por un sistema fruto del “vínculo productivo- burocrático y técnico que desarrolla su propia estructura de lo imaginario que reduce los arquetipos a estereotipos” (E. Morín, 1962). Situación que adquiere mayor relevancia como consecuencia del papel que los medios de comunicación social desempeñan en el inconsciente colectivo y en la formación de opinión.

La noción de representación de los temas sociales conduce a reflexionar sobre la naturaleza de la realidad expuesta por la producción de informaciones. Para Rodrigo Alsina es posible anotar una dicotomía entre “la concepción de la realidad social como una cosa ontológicamente dada y exterior a la subjetividad, y la realidad social como resultado de acciones sociales intersubjetivas”. El mismo autor, apoyándose en Schaff reconoce que la autonomía ha entrado en crisis, que la realidad ha pasado a ser en alta medida un producto intersubjetivo especialmente por la influencia del lenguaje sobre el pensamiento y el conocimiento humano. (Rodrigo A., 1996: 30)

En el caso de nuestro país no podemos olvidar que vastos sectores aún sufre las secuelas del conflicto armado, a las que se suman la injusticia de las estructuras y variadas manifestaciones de la distancia social. Para hacer aun más compleja la situación, algunas otras penosas circunstancias, tales como los accidentes de tránsito (que han producido más muertes que el conflicto armado), los desastres naturales, los delitos comunes etc. etc., configuran un clima social de por sí difícil. Y no se trata que en el pasado no se produjeran estas situaciones lamentables, el hecho contemporáneo es que hoy las conocemos al instante, de manera repetida, “desterritorializada” y su presentación en los medios de comunicación se produce cada vez con más elementos de espectacularidad.

En la actualidad existen diversas posturas frente al papel de los medios de comunicación en la “construcción de la realidad”. Desde la que señala que los medios manipulan y distorsionan la realidad objetiva hasta algunas más hondas como la expuesta por Baudrillard que expone que lo que hace es producir simulacros de enormes repercusiones porque “a fuerza de proezas técnicas hemos alcanzado un exceso de realidad que nos deja más ansiosos y desconcertados que el defecto de realidad (…) para el exceso de realidad no existe compensación ni alternativa solo una hiperreacción” (Baudrillard, 1997: 91,92) Esta hiperreacción es una “pequeña bocanada de reacción” frente a la insoportable cotidianidad y conduce a “un enervamiento alérgico sin objeto definido, una horripilación profusa y difusa” a la vez que a una “desafección profunda, a una indiferencia contrariada, a una desvitalización (ante) un mundo artificialmente superfinanciado que produce un desagrado desde dentro” (Baudrillard, 1997: 195)

Representación del malestar social, suicidio y diversos conflictos en cinco diarios locales.

En base a estas premisas teórica, recientemente llevé a cabo un estudio[3] con el propósito indagar el volumen de información local sobre la representación del malestar social, el suicidio y diversos conflictos y que contó -para el registro de la información- con la colaboración de la estudiante de comunicación, señorita Roxana Loarte y el egresado de la misma especialidad, señor Paul Murguía. Fruto del mencionado trabajo se pudo obtener un conjunto de datos significativos de la manera como estos temas eran representados en la televisión local y en algunos diarios limeños ponderados como los más serios..

El análisis se basó en el papel que juegan los medios en el proceso de creación de climas de opinión. Interesaba observar el incremento de la sensación de inseguridad y de desazón debido a la reiteración y la situación de perenne alarma debidos a la actividad mediática.

La indagación y registro demostró que la agenda informativa en la sección Locales, Actualidad o Lima, al momento de la muestra (Enero a Julio de 2006), se hallaba marcadamente orientada a los aspectos violentos o conflictivos. Esta presentación de la violencia no se encontraba sólo en la sección Policiales sino que abarcaba otras secciones de los diarios, tales como Política, Entretenimiento o farándula e incluso la sección Deportes.

Teniendo en cuenta el alto nivel de consumo de la televisión y su capacidad de impactar en los públicos se realizó el seguimiento y registro de los informativos de la televisión limeña de señal abierta, entre el 16 de junio y el 14 de septiembre, y que arrojó un total de 74 notas dedicadas al suicidio. Y la representación incurría casi en la totalidad de los casos en conductas señaladas por la Organización Mundial de la Salud como altamente nocivas para el tratamiento de tan delicado tema.

La masa informativa refiere violencia y acostumbra a “consumirla” y hasta podaríamos decir que la aconseja para la consecución de algunos objetivos. Esto generaliza un clima de inseguridad. A partir del crecimiento de las ciudades, y la hostilidad del entorno, se han ido adelgazando los valores de la libertad, la solidaridad, o la confianza mutua y creciendo la sensación de inseguridad frente a los peligros y la criminalidad. La asociación inseguridad-criminalidad determina que la cuestión criminal aparezca en la cabeza de la gente como uno de los problemas más acuciantes y se generalice el malestar. Se produce un efecto contagio que multiplica el fenómeno.

Dentro del concepto amplio de malestar urbano, es posible distinguir la angustia asociada a la inseguridad ciudadana. Sentimiento que se incrementa por la imposibilidad de planear el futuro sobre todo en los más jóvenes, también por la competitividad incentivada desde la infancia, la falta de empleo medianamente estable, y la sensación de que las decisiones que involucran aspectos importantes de sus vidas son tomadas en instancias burocráticas alejadas y fuera de su control. A esto se une el debilitamiento de los lazos familiares o comunitarios en las competitivas urbes.

Comentario Final

El Derecho ciudadano a la Información de calidad no está siendo respetado. Siempre existieron desgracias personales, conflictos colectivos, catástrofes naturales y guerras pero la representación mediática con características, de gran “verismo” o espectacularidad pueden propiciar miedos, fobias, y conmoción extendidas.

La observación de la forma como se representa la realidad social a través de los medios de comunicación locales permite constatar que la masa informativa referida a conflictos, hechos violentos, trasgresiones, infelicidad, etc., es de gran volumen, se halla distribuida en todas las secciones de los diarios y se enseñorea en los noticieros de televisión.

Es preocupante que el acostumbramiento al dolor - que viene aparejado al gusto por la exposición especialmente dramática- conlleve el riesgo de la banalización de fenómenos tales como el pandillaje, asaltos, sismos, guerras, actos terroristas, movilizaciones con violencia callejera, secuestros, homicidios y suicidios. Ingredientes cotidianos tanto en los medios informativos como en los distintos productos de comunicación social.

Al no respetarse el derecho a la información de calidad, vastos aspectos de la realidad no son debidamente representados: Por ejemplo, los variados campos del saber humano, las acciones solidarias, los esfuerzos exitosos. Y los temas complejos, presentados desde los estereotipos y la simplificación, exacerban la percepción de inseguridad con el grave riesgo de que, a la vez, propicie reacciones violentas con la que se genere un clima social insostenible. El resultado de la influencia acumulativa se estaría manifestando en la ferocidad de los actos violentos.

FUENTES

Arcuri, Luciano. Conocimiento social y procesos psicológicos. Barcelona, Herder, 1988
Baudrillard, Jean. El crimen perfecto. Barcelona: Anagrama,1997
Castoriadis, Cornelius. La institución imaginaria de la sociedad. Barcelona, Tusquets, 1989
Freud. S. Obras Completas. Tomo 17, CLVIII, Buenos Aires. Ed. Orbis, 1988
Kagelmann, y Wenninger. Psicología de los medios de comunicación. Barcelona, Herder, 1986
Losada, Carlos. Psicoanálisis de los derechos de las personas. Buenos Aires, Tres Haches, 2000
Morin, Edgar. L’esprit du temps, Paris, Editions Bernard Grasse, 1962
Moscovici, Serge, Mugny,G. y Pérez, J. (editores) La influencia social inconsciente. Estudios de Psicología Social Experimental. Barcelona, Anthropos, 1991
Organización Mundial de la Salud. Comunicado de prensa. 10 de octubre 2006 en:
http://www.ops-oms.org/Spanish/DD/PIN/ps061006a.htm
Rodrigo Alsina, Miquel La construcción de la noticia. Barcelona, Paidós. 1996
Schröder, Gerhart y Breuninger (Compiladores). Teoría de la cultura. Un mapa de la cuestión. México, Fondo de Cultura Económica, 2001
Verón, Eliseo. El cuerpo de las imágenes. Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura y Comunicación. Bogotá, Editorial Norma, 2001

[1] Profesora Principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas.
[2] Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el fenómeno del suicidio va en aumento a nivel mundial. Anualmente fallecen por suicidio cerca de un millón de personas. Es la causa número 13 de muertes. Por eso, el 10 de septiembre de 2006, el Día Mundial de la Salud Mental fue dedicado al tema bajo el lema "Sensibilizar y reducir los riesgos: la enfermedad mental y el suicidio".
[3] Estudio Interdisciplinario: Formas de la representación mediática del malestar social y el suicidio. Instituto de Investigaciones Humanísticas de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, 2006

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